miércoles, 4 de marzo de 2015

Cámara Funeraria de Toya

En las cercanías de la aldea de Toya, en 1909, un vecino de Peal de Becerro descubrió unas piedras grandes mientras trabajaba la tierra. No se podía imaginar lo que iba a descubrir tras esas grandes losas. Había descubierto la tumba de un rico aristócrata íbero por lo que corrió a avisar a su familia para entrar en la sepultura y recuperar los tesoros que permanecían ocultos desde hacía 2.300 años. Recuperó algunas vasijas y adornos que pronto fueron malvendidos en el pueblo. Cuando se quiso documentar la cámara y su ajuar ya era tarde, pues había sido saqueada repetidamente.
La tumba se estructura en tres salas y en su interior podrás observar todavía bancos y poyetes para depositar las urnas cinerarias y los ajuares. En total la cámara presenta unos 12 metros cuadrados y está realizada con grandes sillares cubiertos por una estructura de grandes piezas de piedra.
En cuanto a su contenido, poco se conservó tras los iniciales saqueos, aunque había cerámica griega, armas y un carro. A partir de aquí podemos reconstruir el momento en que el guerrero íbero era incinerado y sus cenizas eran introducidas en la tumba.
Durante el siglo V-IV a.C. existen en la provincia de Jaén varios oppida, poblados fortificados de los cuales tenemos ejemplos cercanos en Castellones de Ceal (Hinojares) y en Bujalamé, (La Puerta de Segura). Juntos a estos grandes asentamientos había otros asentamientos menores y que tenían estaban bajo el control de estos grandes asentamientos. Podemos imaginar el momento en el que el aristócrata era incinerado en el pira, sus sirvientes introducirían las cerámicas griegas en la tumba con las ofrendas, armas, y otros elementos metálicos como señal de prestigio e incluso su carro de guerra. Junto a la pira estarían enviados de los distintos asentamientos en señal de sumisión hacia esa élite aristocrática que representaba a los grandes oppida de la zona.


(Parque Natural Sierras de Jaén)

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