jueves, 24 de noviembre de 2016

Dama de Baza - Granada

La llamada Dama de Baza es una escultura y una urna cineraria, tallada hacia el 400 a.C. Representa a una mujer sentada en un trono alado, probablemente una divinidad de la muerte, captada según un esquema iconográfico de diosa sedente y trono alado, muy repetido en el ámbito griego o helenizado. Está vestida con tres finas túnicas; un manto le cubre la cabeza y cae a lo largo del cuerpo. Se adorna con una tiara, pendientes, gargantillas y collares; en los dedos lleva varios anillos. Sus pies calzan zapatillas rojas y descansan sobre un cojín. Este conjunto de elementos suntuarios y simbólicos permiten pensar que la mujer representada es una diosa-madre. El pichón que sostiene en su mano izquierda es símbolo de su divinidad. El detalle que nos revela la función de urna cineraria que tuvo esta escultura es la cavidad situada en el lateral derecho del trono, debajo del asiento, en la que aparecieron los huesos quemados del difunto.La Dama de Baza apareció el 20 de julio de 1971 durante la excavación de la tumba 155 de la necrópolis del Cerro del Santuario (Baza, Granada). La tumba, excavada en el terreno, es de planta casi cuadrada con forma de piel de toro extendida. Mide 2,60 m de lado y 1,80 m de altura. 
La escultura apareció junto a la pared norte de la fosa presidiendo el conjunto, rodeada de cuatro ánforas, cuatro urnas, tres tapaderas, dos cuencos, armas y otras piezas menores, como un broche de cinturón damasquinado, tres fíbulas, una fusayola y un dado.

(Milenio del reino de Granada)

domingo, 20 de noviembre de 2016

Cueva de la Lobera - Castellar

Está situado a un kilómetro y medio de Castellar, sobre una cornisa rocosa en lo que se conoce como los Altos del Sotillo, y es un asentamiento emblemático de la arqueología ibérica; se encuentra así mismo sobre una importante vía de comunicación de la antigüedad: la Vía Heraclea. A sus pies trascurre la carretera conocida como de El Condado que intercomunica varias localidades de esta comarca de la provincia de Jaén.
Está construido sobre una cornisa rocosa, aprovechando 3 cuevas naturales, con hornacinas entre ellas, la mayor, llamada la Caverna del Ídolo, que mide 32 metros cuadrados de superficie. Dentro de este santuario, cabe destacar el núcleo central constituido por la conocida Cueva de la Lobera, así como una serie de cuevas más anexas hasta un total de cinco y que podrían tratarse de viviendas. La Cueva de la Lobera es un abrigo no muy profundo que se hallaba próximo al menos a dos manantiales de agua, la Fuente del Caño y la del Cotillo.
Hoy sabemos, por los trabajos que en los años ochenta desarrollaron allí las universidades de Poitiers y de Jaén, que el acceso a la cueva se hizo por una rampa protegida en el lateral abierto a la ladera por grandes piedras clavadas en el suelo verticalmente. Fue seguramente al alcanzar la parte superior, la cueva, cuando los oferentes echaban los exvotos a ella, sin embargo, el gran número de trabajos y continuados expolios que se han desarrollado delante de ésta hacen imposible decir cómo era en aquel momento. La mayor de las cuevas se llama Caverna del Ídolo, con una explanada artificial delante, de unos 170 metros cuadrados, donde se reunían los fieles adoradores de las divinidades íberas, como la Luna o la diosa de la Fertilidad. A su entrada se encuentra una especie de mesa de piedra.
El santuario también se estructuraría en varias terrazas. La primera de ellas fue destrozada por las excavaciones clandestinas, en cambio, la segunda ha permitido establecer, con claridad, una ocupación comprendida entre los siglos IV – III AC. Un grupo de pequeñas cuevas conforma, al fondo de la primera terraza, la zona más importante del santuario, cuya jerarquización se establecería mediante las citadas terrazas comunicadas entre sí por un sistema de rampas y escaleras monumentales.
Delante de la cueva, en la ladera que se abre hacia el norte, se sabe que existían casas aisladas de planta rectangular y de una o dos habitaciones construidas con zócalo de piedra y pared de adobe o tapial. Delante de cada una de estas casas existía una terraza, construida artificialmente y por uno de sus laterales se accedía a los caminos que ascendían hacia la cueva. La existencia de varias de estas casas hace pensar que el santuario tuvo un carácter muy superior al ámbito local y que seguramente en determinadas épocas del año concentraba en el lugar gentes procedentes de varios oppida ibéricos.
Se trata de un santuario étnico de los oretanos que concentraba allí poblaciones de uno y otro lado de Sierra Morena bajo el control político de un centro como Cástulo. Es conocido que precisamente en esos años finales del siglo IV antes de Cristo, los oretanos que luego se rebelaron contra los cartagineses, estaban construyendo un estado de gran tamaño. Después de las guerras púnicas y guerras lusitanas y al ser tomado el territorio por Roma, el Santuario perdió su pujanza. Entonces, la disposición y los servicios cambió el sitio de ocupación y los edificios se dispusieron sobre la cueva, en el escarpe que se levanta hacia el sur. La pérdida de importancia en la época romana no supuso su abandono
Excavado por primera vez a principios del siglo XX, proporcionó una gran cantidad de exvotos de bronce vinculados a un santuario que debió tener una importancia considerable a partir del siglo IV a.C. Es considerado como uno de los sitios en los que se ha documentado este poblamiento de la Edad del Bronce. Dio lugar con el paso del tiempo al santuario ibérico de la Cueva de la Lobera y de su entorno los Altos del Sotillo o Cotillo. En 1913 cita Sanjuán Moreno que él y Jiménez de Cisneros fueron encargados por la Real Academia de la Historia para que emitieran un informe, que defendió el marqués de Cerralvo, sobre la importancia real de lo que parecía ser un santuario ibérico a juzgar por los hallazgos procedentes de aquel sitio. En 1917 R. Lantier publicó el primer estudio del sitio a partir del análisis de sus exvotos.
Desde entonces hasta hoy los trabajos se han sucedido y puede afirmarse con seguridad que aquel núcleo de la Edad del Bronce que ocupó la cueva y las laderas del lugar después de ser abandonado fue reocupado a finales del siglo IV antes de Cristo como un centro de culto de los íberos oretanos.
En el Santuario Ibérico y en la explanada, al realizar en 1.887 (fecha de su descubrimiento) las obras de la carretera de Navas de San Juan a Sorihuela, aparecieron (según unos autores más de dos mil y según otros más de seis mil) exvotos o estatuillas de bronce entre 5 y 20 cm, que representaban figuras femeninas y masculinas orantes y oferentes, algunos guerreros a pie (nunca a caballo, como en el de Despeñaperros) y animales (perros, peces, faisanes, jabalíes y caballos).
Poco y mal estudiado el yacimiento, debido a la negativa de los antiguos dueños, que estuvieron vendiendo durante años los exvotos en poblaciones cercanas a Castellar, no es objeto de excavaciones arqueológicas hasta 1917 por R. Lantier y J. Cabré, o sea unos treinta años después de su descubrimiento. Tienen que transcurrir otros cincuenta años para que en 1967 y en 1972 Nicolini realice la segunda y la tercera campaña arqueológica.

(Ayuntamiento de Castellar)

Cueto de la Llera - Asturias

Se trata de una formación de diferentes cuevas de origen Kárstico en las que se han encontrado restos de herramientas prehistóricas y pinturas rupestres. La Llera fue probablemente la zona de mayor densidad de población de Europa en la época paleolítica. Cuenta en su interior con gran variedad de lugares de interés.
Enclavado en una magnífica finca de 1 hectárea de superficie y en medio de espesa vegetación, el visitante tiene la oportunidad de descubrir una serie de espacios sorprendentes y mágicos. La Cueva contiene en su interior reproducciones de pinturas del paleolítico realizadas con las mismas técnicas que se utilizaban hace miles de años, lo que permite al visitante disfrutar y conocer el arte prehistórico sin las limitaciones de visitantes que por conservación deben tenerse en otras cuevas.
La Cueva de 42,25 metros de recorrido cuenta con una galería principal rica en formaciones calcáreas (estalactitas, estalagmitas), salas y cámara final. Tiene numerosas pinturas con figuras de animales de pequeño tamaño (bisontes, ciervos, cabras...), y en actitudes diversas (corriendo, saltando, echados....).
Las pinturas fueron realizadas por Cesareo Cardín, ayundante del Conde de la Vega del Sella y descubridor de la Cueva del Buxu (Cangas de Onís).
Cesareo aprendió junto al Conde, una de las mayores figuras a nivel mundial en los estudios prehistóricos de comienzos del S. XX, las técnicas usadas hace miles de años para realizar estas pinturas, lo que permitió dar a sus reproducciones un realismo excepcional
Se trata de una formación de diferentes cuevas de origen Kárstico en las que se han encontrado restos de herramientas prehistóricas y pinturas rupestres.
De las cuarenta cuevas existentes en el complejo de la Llera cabe destacar las de:

    Cueva del Tebellín
    Cueva de Trescalabres
    La Riera
    Cueva del Quintanal

(El Camino Real)

domingo, 6 de noviembre de 2016

Castro de la Loma - Palencia

El castro de La Loma (Santibañez de la Peña, Palencia) es el mayor exponente en cuanto al conocimiento sobre las guerras cántabras se refiere. Hasta el momento es el castro más importante aparecido en la comarca del Alto Carrión, y se sabe que estuvo ocupado durante la IIª Edad del Hierro por una comunidad de cierta importancia. La gran cantidad de vestigios aquí encontrados además del valor arqueológico del conjunto del yacimiento, no solo del castro sino de los campamentos romanos que lo rodean, hacen de este lugar un enclave único. Fue hallado por el conocido investigador reinosano Miguel Ángel Fraile en el año 2003, siendo posteriormente excavado por una de las eminencias en el mundo de la arqueología en nuestra región: Eduardo Peralta Labrador. En este sentido debemos destacar que muchos de los yacimientos relacionados con las guerras cántabras, como el castro de La Loma, "salen a la luz" a principios de este milenio, siendo además excepcionales escenarios en la investigación de la época prerromana y romana en el territorio de los antiguos cántabros.
Situado a unos 1.124 metros de altitud, el castro de La Loma posee una extensión aproximada de unas 10,18 hectáreas, superficie que denota su importancia como "oppidum". De hecho, muchas de las teorías existentes hasta este momento apuntan a que el castro de La Loma pudiese haber sido la capital del pueblo cántabro de los Camáricos (o Tamáricossegún la fuente). El geógrafo romano Ptolomeo ya ubicó en el siglo II d.C. la capital de este pueblo, Camárica, en la zona meridional de la antigua Cantabria. Este dato, junto con la aparición de varias inscripciones romanas en localidades palentinas relativamente cercanas (Ruesga y Dehesa de Montejo) referente a la ciudad de Camárica y alimentado por la fuerte presencia militar y datos de asedio del castro, hacen pensar que La Loma pudiese ser la capital de este conocido "populus cántabro". De todos modos, hasta que no existan datos arqueológicos concluyentes, esta afirmación no deja de ser una teoría con muchos fundamentos a favor y otros en contra. No olvidemos que Ptolomeo la cita en el siglo II d.C., momento en el cual es más que probable que el castro de La Loma estuviese totalmente arrasado y extinto tras las diferentes campañas de las guerras cántabras.
Independientemente de que fuese o no Camárica, de lo que no cabe la menor duda es de la importancia de este "oppidum". Su punto más accesible se encuentra en el sector nordeste y norte, siendo el suroeste y sureste su sección mejor "protegida" por los accidentes geográficos, ya que se encuentra parcialmente acantilado hacia el estrechamiento de la Hoz donde se unen los ríos Valdivia y Las Heras y el arroyo de San Roman. Es en el primero de los sectores (nordeste/norte) donde se encuentra uno de los puntos más impresionantes de todo el yacimiento: el derrumbe la muralla. Por la cara externa de la misma alcanza más de doce metros de altura desde la cima hasta la base del terraplén, completándose la misma con un foso exterior en V de cuatro metros de anchura por otros tantos de altura tallados en el subsuelo rocoso. Hasta el momento, esta obra de gran envergadura no ha sido documentada en ningún otro castro del antiguo territorio cántabro. Ya no solo nos da a entender que el castro de la Loma fuese un gran poblamiento indígena, sobre todo por la gran cantidad de mano de obra necesaria para su construcción, sino que para arrasarlo completamente fuese necesario un contingente romano de enormes proporciones.

(Fuente: "La conquista romana de la Montaña Palentina: el asedio de La Loma" (Santibáñez de la Peña). Autor: Eduardo Peralta Labrador)



miércoles, 2 de noviembre de 2016

Poblado ibero de Peña del Moro

El poblado íbero Peña del Moro es un yacimiento arqueológico situado en la peña del Moro, en Cataluña (España).
A partir de finales de la Edad del bronce la población íbera del Bajo Llobregat, que pertenecía a la tribu de los layetanos, se fue agrupando en pequeños poblados, como el de la peña del Moro. Se trataba de un poblado de segunda categoría, es decir, de dimensión mediana, probablemente dependiente del poblado de primera categoría de Montjuïc. Fue parte de una red de poblados con contacto visual: Peña del Moro ↔ Puig Madrona ↔ Poblado íbero Can Olivé.
El poblado, que es uno de los asentamientos humanos más antiguos encontrados en Collserola, presenta dos fases de vivienda. La primera corresponde al siglo VI a.C. y la segunda que va del siglo V a.C. hasta el siglo VI a.C. Entre estas dos fases hubo un abandono de una cincuentena de años.

(Wikipedia)